Por: Lic Gabriel Giacobone
Todos estamos de acuerdo en proteger áreas naturales, pero por qué es tan necesario darles protección. Cuáles son las amenazas a la Naturaleza y qué podemos hacer los humanos para revertir el constante deterioro de nuestros recursos naturales.
Un Área Protegida es una invención humana. Es un área o mejor dicho un volumen (si tomamos en cuenta que protege el suelo, subsuelo y el espacio aéreo junto con sus organismos, máxime si es un área marina) que debe ser protegido del mismo ser humano para que mantenga sus condiciones naturales originales y/o su evolución natural en el caso de cambios sustanciales de su medio.
¿Pero por qué es necesario proteger un área o volumen de nuestra Tierra?
El género Homo apareció en la Tierra hace unos 2,5 millones de años y al igual que todos los organismos vivientes, ha hecho cambios en su medio. Pero en los últimos 200 años aproximadamente, en particular nuestra especie: el Homo sapiens (del latín: homo = hombre y sapiens = sabio), ha generado cambios tan radicales e intervenido tantas áreas de gran extensión, que requiere un manejo pormenorizado su cuidado si queremos que las condiciones de la biosfera, donde pertenecemos y somos parte, continúen existiendo tal cual la conocimos.
La capacidad de cambio en el medio, la utilización variada de los recursos y en particular la explosión demográfica exponencial sostenida en el tiempo, son características únicas de nuestra especie.
¿Sólo nuestra especie se expandió tanto en toda la Tierra?
Si hacemos una revisión paleontológica y geológica, han existido momentos similares en donde unas pocas especies han podido copar nuevos nichos teniendo una gran expansión. Pero dicha expansión siempre estuvo atada a sucesos previos de extinción masiva generada por cataclismos, meteoritos, erupciones, entre otros. Dicho de otro modo, sólo los sobrevivientes de grandes extinciones, pudieron expandirse en amplias áreas.
Según estudios científicos han sido 5 Grandes Extinciones en la historia de la Tierra. Todas fueron generadas por agentes NO Biológicos como el vulcanismo en el período Pérmico-Triásico, hace unos 240 millones de años, donde se extinguió un 85% de las especies (la gran extinción terrestre y marina) dando lugar a la expansión y diversificación de aquellas que sobrevivieron como ejemplo: los grandes saurios. Otra gran extinción fue la generada durante el período final del Cretácico, hace 65 millones de años en donde un posible meteorito sucumbió a la Tierra en radiación, polvo y oscuridad muriendo así los dinosaurios y dando lugar a la diversificación de las aves y los mamíferos.
Actualmente se habla de una Sexta Extinción Masiva, pero ésta tiene características distintivas a las 5 anteriores. En ésta, la expansión demográfica de una sola especie (Homo sapiens) es previo a la extinción del resto y generada por ella. Es la primera vez que interviene un organismo, esto quiere decir que es una extinción por un agente biológico sin intervención de agentes abióticos como: el clima, erupciones volcánicas ni agentes externos como meteoritos.
Lo que aún no puede internalizar el Homo sapiens, es que es parte de la Naturaleza, por consiguiente, si ésta cambia las condiciones que sustentan la vida tal cual la conocemos, cambiarán las condiciones para ella misma, de hecho ya están cambiando de manera acelerada.
Entonces cómo podemos hacer para revertir estos cambios.
Lo primero es reconocerlos, saber cuáles son los servicios ecosistémicos que continuamente nos da la Naturaleza para poder valorizarla. Desde el oxígeno que respiramos, el agua que tomamos y usamos a diario, hasta los alimento que consumimos, todos son recursos naturales que estamos dando uso. Pero no queda solo en la alimentación, podemos ver nuestras construcciones con materiales tan diversos como las excavaciones necesarias para extraerlos, el poder calorífico de los combustibles fósiles que generan trabajos moviendo grandes maquinarias que no podríamos hacer sólo con nuestras manos, la energía eléctrica que da sustento a la tecnología, por nombrar algunas formas de obtener recursos constantes de la Naturaleza y que la mayoría de las veces pasamos por alto por el simple desconocimiento.
También nuestros retiros y viajes desestresantes, tan necesarios para nuestro bienestar que incluye la salud, capacidad productiva y creatividad. Con un cerebro oxigenado en un espacio verde, es más fácil encontrar soluciones creativas a nuestros problemas cotidianos.
Pero cómo encontrar esto si cada vez estamos más alejados y separados de la Naturaleza.
En realidad no podemos separarnos de algo que somos. Lo que sí es cierto es que constantemente estamos intentando desidentificarnos con lo natural pensando que un celular, una computadora o un vuelo en primera clase nos hace menos “animales” y por ello “mejores”. Pero en realidad estamos más cercanos a un ave, una oruga o zarigüeya de lo que suponemos, entonces aceptemos lo que somos y qué necesitamos para seguir viviendo.
¿Cómo conocer todos los beneficios para poder cuidarlos?
Es muy fácil. Sólo tenemos que mirar al cielo, salir a dar una vuelta a las plazas y parques. Cuando viajemos conozcamos la idiosincrasia de los lugares visitados, cómo viven con la Naturaleza, cómo se relacionan, cuánto de sus recursos están usando y de qué manera. Aprendamos las interacciones de los animales y las plantas con su medio cada vez que vayamos a un Parque Nacional, una Reserva Natural o simplemente a una campiña o un campo. Observemos la labor de las aves haciendo su nido, miremos a las hormigas en su labor, apreciemos los diferentes verdes de las plantas, escuchemos los cantos de los pajaritos, llenémonos de vida natural para traerla y apreciarla cuando no la tengamos tan a mano. Sólo interesándose y conociendo la Naturaleza con todas sus interacciones y reconociendo que somos parte de ella, es cuando vamos a poder proteger y cuidar de todo lo que ella nos provee a diario, estamos a tiempo de revertir la Sexta Extinción Masiva.
En resumidas cuentas, hagamos honor a nuestro nombre y seamos Hombres Sabios.
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