Fuente: Ciencia Hoy N°41 - 30 octubre, 1997
Las variedades autóctonas de un singular caracol acuático con reproducción clonal, se extinguen debido a la pérdida de su hábitat por acción humana.
"Podrás permanecer inconmovible en un torrente caudaloso, pero no en el mundo de los hombres" - Virgilio
Aguas abajo de los antiguos Saltos del Guayrá (desaparecidos al erigir el Brasil y el Paraguay la central hidroeléctrica de Itaipú), el río Alto Paraná corre encerrado entre paredes verticales de hasta 100 metros de altura, al incidir profundamente el macizo pétreo de Serra Geral. Hacia los 56° de longitud Oeste, y en un tiempo geológico remoto, el Paraná fue detenido transitoriamente por una colada de basalto que obstruyó su salida hacia el sudoeste. En contacto con el agua del río se originó una roca llamada espilita, con múltiples cavidades debido a las burbujas de vapor de agua que se produjeron. Finalmente, el Paraná franqueó este manto, dividiéndose en múltiples brazos que luego se reunieron para definir un vasto y complejo sistema con más de 300 islas (Ibicuí, Yacyretá, Talavera, Apipé Grande y otras menores), numerosos rápidos como los de Apipé y pasos más profundos como el de Mbaracayá.
Fig. 1. Ejemplar adulto de Aylacostoma. Puede verse una cria sobre el tapiz de algas de conchilla y la característica probóscide “atigrada”. En posición lateral media externa de los tentáculos, se ubican los ojos. El borde del manto es festoneado en forma de papilas, que serían órganos respiratorios accesorios. El pie es muy corto y redondeado: funciona como una ventosa que sujeta el caracil al substrato rocoso cuando la corriente es muy fuerte. Foto: D. Forcelli
Es este el caso de los caracoles del género Aylacostoma, un grupo de especial interés científico entre los invertebrados de la Argentina y el Paraguay y cuya taxionomía presenta no pocas dificultades. Este tramo del río Paraná, de lecho plano y con serios obstáculos para la navegación, resultó completamente distinto del anterior, profundo y encajado entre altas barrancas.
También de los que lo sucedían conduciendo las aguas hacia la confluencia con el río Paraguay y de las últimas secciones que -desarrollando un amplio valle de inundación- llegan a la desembocadura en el estuario del Plata. Esta singularidad se reflejó en la existencia de formas de vida propias de la sección, que no se extendieron hacia otros ambientes en la cuenca, revelando una notable “fidelidad ecológica” al lecho del río en el área de los rápidos o “correderas”.
Se trata de moluscos con un modo reproductivo único, que involucra el fenómeno de la partenogénesis (multiplicación sin la participación de elementos masculinos), poliploidía (la existencia en las células de más de dos copias de cada cromosoma particular) y el desarrollo simultáneo de hasta tres embriones dentro de un marsupio o bolsa adventicia en el cuello del progenitor. Tales crías son “paridas” recién cuando han alcanzado un tamaño muy considerable y entonces soportan la violencia de la corriente y se alimentan protegidos en una fronda de algas verdes, rojas y doradas que crece sobre la conchilla de los adultos (ver figuras 1 y 2, y los recuadros “Clones naturales” y “Cuando lo excepcional es la norma”).
Fig. 3. Los fósiles más antiguos de la familia Thiardae en Sudamérica proceden de la provincia de Santa Cruz, Argentina. Se los atribuye al período Paleoceno, que culminó hace unos 55 millones de años. Foto : A Mariani y f. Méndez
Aylacosoma representa a un grupo de caracoles que desde el hemisferio norte invadió Sudamérica a fines del período Cretácico o en los albores del Terciario (junto con los primitivos mamíferos), cuando las dos áreas continentales se unieron por primera vez hace unos 65 millones de años. Abundantes fósiles en estratos del Paleoceno del sur de la Patagonia son evidencia de su temprana y exitosa expansión (figura 3). Pero los cambios en el clima y las cuencas hidrográficas determinaron luego una retracción hacia el norte y actualmente el grupo está limitado a los sistemas fluviales de la América tropical. De su antigua distribución meridional sólo persistió hasta hace tres años un enclave al sur del trópico de Capricornio: el sector de los rápidos de Yacyretá-Apipé, ahora inundados por el embalse principal de la represa homónima (1.600 km2).
Aquellos rápidos constituían el único hábitat de un conjunto de especies exclusivas de la Argentina y el Paraguay -Aylacostoma guaraniticum, A. chloroticum, A. stigmaticum, A. cinguIatum (figura 4) que fueron descubiertas y descriptas recién en la década de 1950. Con su hallazgo se incorporó muy tardía y sorprendentemente una familia típica del trópico -THIARIDAE- al inventario faunistico de estos países templados (la presencia de todas las otras familias de caracoles de agua dulce se conocía desde principios del siglo pasado).
Aylacostoma constituía en el río Paraná poblaciones numerosas y de limitadísima dispersión, formadas exclusivamente por hembras. Aunque con cuatro centímetros de longitud llamaban la atención del observador atento y eran millares los individuos en áreas reducidas, estos caracoles resultaban completamente desconocidos para muchos de los más antiguos pobladores de los parajes en que habitaban. Sin embargo, colecciones abundantes de conchillas fueron realizadas por visitantes ocasionales durante las máximas bajantes del río en este siglo. Esto revela la vida secreta que llevaban estos animales y su fidelísimo arraigo al lecho del río Paraná en el área de influencia de sus rápidos, de tan difícil acceso y riesgosa navegación.
Fig 5. Tramo del Alto Paraná entre Santa Ana e Itá Ibaté. Aspecto hidrográfico original (1), el actual (2) con el embalse principal del Yacyretá a cota 76m y el previsto a cota 84m y sin el embalse compensador (3)
Al ser la zona de Yacyretá el único lugar en donde se los encontró, era posible presumir su total extinción para cuando el llenado del embalse fuera concluido, con la subsiguiente desaparición de los rápidos y de los organismos estrictamente adaptados a la vida en ellos. Más de 10 metros verticales de agua aquietada cubrirían los rápidos primitivos y aquel lecho rocoso, muy iluminado, atravesado por aguas claras y saturadas de oxígeno que promovían un denso tapiz de algas, habría de transformarse en lo que hoy es: un fondo en tinieblas y cubierto de sedimentos blandos, en el cual las algas no han podido persistir (figuras 5, 6 y 7). Ante esta perspectiva, en agosto de 1993 un equipo de biólogos del Museo.
Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires (MACN) obtuvo amplia colaboración de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), a cargo de la represa, para realizar el relevamiento de los caracoles en aquel tramo del río, incluyendo las localidades típicas de las especies descriptas. Se revisaron numerosos sitios incluyendo las escasas correderas persistentes hasta entonces, pues en su mayoría -como los renombrados rápidos de Apipe- habían sido inundadas apenas comenzado el llenado del embalse. Al cabo de esta tarea se localizó en una extensión de 150 metros de costa del sector de los rápidos, un denso poblamiento de AyIacostoma constituido por especímenes que corresponden a cinco tipos morfológicos diferenciados. De ellos, tres son atribuibles a las especies ya conocidas y los dos restantes pueden ser variedades nuevas que, dramáticamente, resultarían descubiertas apenas antes de su incorporación a la larga lista de las responsabilidades humanas (ver “Represas y pérdida de biodiversidad”).
Fig 6 (izq) y 7 (der). Los desaparecidos rápidos de Júpiter (localmente llamados “correderas”) en el Alto Paraná. Eran los primeros de una serie existente entre la isla Yaciterá y el Rincón Santa María, que culminaba en los celebres rápidos de Apipé. Este tipo de ambiente define el hábitat de todas epecies sudamericanas del género Aylacostoma. La fotografía 7 es del mismo lugar un año después del llenado del embalse. El lago cubrió con casi 10 metros de agua los antiguos rápidos. Foto : F. Méndez
La Entidad Binacional Yacyretá, comprendiendo el devastador e inevitable efecto de las obras sobre las poblaciones silvestres de estos moluscos, propuso al MACN realizar acciones en conjunto dirigidas a minimizar este impacto en cuanto fuera posible. Para ello se relevó con minuciosidad el Alto Paraná desde la presa y hasta la confluencia con el río Paraguay, procurando detectar aguas abajo poblaciones aún desconocidas de Aylacostoma, o bien, ambientes equivalentes para relocalizar a los caracoles rescatados del embalse. Pero ambas expectativas resultaron frustradas. Por este motivo, del poblamiento ubicado antes (¡y ya cubierto por 10 metros adicionales de agua!) se recuperó un número considerable de especímenes mediante rastras y buceo con tanques. Esta muestra, debidamente acondicionada en función de su exigua tolerancia con respecto a la condiciones fisicoquímicas del agua (temperatura, oxígeno disuelto, etc.), fue transportada con éxito a los laboratorios de la División Invertebrados del MACN. Allí se logró, con no pocas dificultades, establecer condiciones propicias para su desarrollo en un sistema de acuarios con el que se trata de simular las características de su hábitat. Entretanto, las visitas periódicas al sitio del poblamiento en el embalse revelaron que, penosamente, no fueron fallidas las previsiones de extinción (figura 8).
Fig 8. La desaparición de los caracoles Aylacostoma en Yacyretá. Pocas veces se ha podido prever y monitorear así el dramático proceso de la extinción de especies en la naturaleza. El tamaño de los caracoles en el gráfico representa la proporción observada entre vivos y muertos en cada visita al lugar.
En las actuales circunstancias, el mantener en cautividad el stock disponible de caracoles, indagar en su intrincado modo de vida y su propagación en condiciones controladas, resultan aún tareas indispensables. Al mismo tiempo, el MACN y la EBY gestionan su reintroducción en ambientes adecuados del río Paraná. Esta será una acción decisiva para preservar constituciones genéticas que se expresan en rasgos biológicos tan originales y una expresión concreta -y no meramente declamatoria- del interés por salvaguardar la biodiversidad amenazada.
Agradecimientos
El Programa Aylacostoma es posible gracias al interés y la colaboración del Area de Medio Ambiente de la Entidad Binacional Yacyretá, en especial de Juan Carlos Lancioni, Diego C. Pérez y Juan José Soto. También se ha contado con el permanente y cordial apoyo de la Fundación Pablo Cassará. Bien sabe el Dr. George Ledec (Environmental Division, The World Bank) en qué medida se debe a su compromiso el que estas especies no figuren hoy en “la larga lista de las responsabilidades humanas”.
Lecturas Sugeridas
CALOW, P., 1978, “The evolution of life-cycle strategies in freshwater gastropods”, Malacologia, 17 (2): 351-364.
CUELLAR, O., 1994, “Biogeography of parthenogenetic animals”, Biogeographica, 70 (1): 1-13.
DAVIS, G.M., 1982, “Historical and Ecological Factors in the Evolution, Adaptive Radiation, and Biogeography of Freshwater Mollusks”, Amer. Zool., 22: 375-395.
EHRLICH, P. & A. EHRLICH, 1984, Extinción: causas y consecuencias de la desaparición de especies, Ed. Fraterna, Buenos Aires.
HYLTON SCOTT, M.l., 1953, “El género Hemisinus (Melaniidae) en la costa fluvial argentina”, Physis, 20 (59): 438-443.
ROSEMBERG, D.M., R.A. BODALY & P.J. USHER, 1995, “Environmental and social impacts of large scale hydroelectric development: who is listening?”, Global Environmental Change, U.K., 5 (2): 127-148.
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