Por: Lic Gabriel Giacobone
Hoy es el Día de la Tierra y ella misma, sin prestar atención a fechas o velitas, se celebra como aquella vieja señora que ve jugar a sus nietos, los ve que pelean por una pelota y hasta puede ver que le rompen una planta del jardín, pero ni así se inmuta ya que sabe que la vida es un juego y así aprendemos.
El Día Internacional de la Tierra se celebra desde el 22 de Abril de 1970, luego que un grupo de ambientalistas juntó más de dos mil universidades pidiendo al gobierno de EEUU que tome cartas en el asunto. Varios fueron los reclamos y de ahí se crea la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés), una de las entidades que mayor conocimiento ambiental ha desarrollado y de la que muchos países, incluso la Argentina, han copiado en sus estructuras de gobierno. Es llamativo que el mismo Trump haya desmembrado la EPA ni bien llegó a la presidencia, pero eso es para otro posteo.
Hoy, 50 años después con millones de reclamos, muertes a ambientalistas, extinciones de especies, modificaciones de los ecosistemas y estudios ecológicos como jamás en la historia humana, el organismo más simple desde lo evolutivo, está cambiando y enseñando qué es la Naturaleza y cómo hay que tratarla. Un simple Virus, un organismo simple y con apenas unas simples cadenas de ARN, que necesita de otro organismo para poder vivir y con una estructura que puede casi cristalizarse similar a un mineral, está “acosando” a otro organismo “súper evolucionado” y que a pesar de haber sido presa en sus comienzos evolutivos, actualmente se cree el “dueño máximo” de la creación, uno de los organismos mejor adaptados y más cosmopolita de la historia de la Tierra. Éste organismo es único en su tipo ya que ha podido superar y acelerar el tiempo de adaptación que impone la evolución creando la Cultura. La cultura ha hecho del Homo sapiens una especie única que puede adaptarse con una rapidez cien veces superior a la evolución biológica.
Pero parece que el Hombre Sabio se puso a manejar una Ferrari después de salir de su curso de conducir y está chocando de frente con una realidad imposible de evitar. No ha podido ver lo más evidente o ha hecho caso omiso, ha estudiado y visto cómo Natura hace sus cambios y genera posibilidades para que todos vivamos, pero también se ha visto fuera de la Naturaleza, pensó que los recursos eran infinitos, pensó que Natura daba todo, pensó que estaba por encima de ese todo, pero lo que sucedió es que “PENSÓ” sin sentir ni respetar los tiempos que Natura da.
Hasta enero se hablaba de la Sexta Extinción Masiva, aquella próxima extinción tan única donde el objeto de exterminio de miles de especies no estaba en un cataclismo ni en un bólido del espacio exterior, ni siquiera estaba en una amenaza atómica. Por primera vez una extinción masiva se daría por intervención de una sola especie, el Hombre Sabio era el responsable de ello.
Pero mágicamente esa especie, tan única, tan especial, esa que piensa y que estudia, esa única especie que no se da cuenta de los tiempos biológicos y sigue como si nada sucediera, esa especie que está por encima de todo actualmente está siendo acosada por el organismo más simple de la cadena evolutiva. Un simple virus que apenas tiene unas cadenas de ARN, pero suficientemente capaz de generar, por un lado miedo, y por el otro enseñar cómo son los tiempos biológicos y cómo es posible vivir y convivir todos juntos en un solo planeta.
Ese organismo que es de los primeros que han aparecido en la evolución de la vida en el planeta Tierra, es el que hoy nos muestra la capacidad de resiliencia y readaptación que tiene la vida. Gracias al COVID-19 el Hombre Sabio puede ser testigo de cosas únicas como que el precio del barril de petróleo sea negativo, de escuchar aves y ver mamíferos en las grandes autopistas e imponentes ciudades, de estar tan aislados que terminamos estando juntos. Hoy la Tierra festeja su propio día con una polución similar a la de hace unos 200 años mostrando sus cielos y cúspides nevadas al natural. Hoy la Tierra nos enseña de qué estamos hechos.
Comments